jueves, 16 de septiembre de 2010

UNA HISTORIA SOBRE EL CAMINO DE LA ASCENSIÓN Y LA OSCURIDAD INTERIOR

Extracto del texto: “LA OSCURIDAD INTERIOR BUSCA LIBERARSE" – Extracto Nº 3 – Serie Ascensión


Nos gustaría empezar esta lección con una historia corta. Es la historia de cuatro Shaumbra (familiares) que caminan por el camino de la ascensión. Ellos bajaban por lo que llamaremos ‘un parque de iluminación’, camino que parecía estar en la mitad de la nada. Disfrutaban el hermoso sol ese día. En este grupo de cuatro humanos, había dos hombres y dos mujeres. No se decían muchas palabras unos a otros. Simplemente disfrutaban el día. Sabían, tanto como ustedes saben, que hay  días hermosos en ese parque de iluminación, y hay algunos días que son fríos, ventosos y lluviosos. Hay días cuando uno apenas puede encontrar el camino ¡y mucho menos caminar por el!

Como saben, la Shaumbra (familia) tiene temor de las serpientes. Hay una buena razón para  esto. La serpiente enrolla su cuerpo, levanta su cabeza y dirige sus energías de temor a través de sus ojos directamente hacia ella. Esto rompió todo lo que ella había aprendido o estudiado. La destrozó por un momento. Chilló y corrió a asombrosa velocidad de regreso a la villa de donde salieron esa mañana. Salió tan rápido que los otros en el grupo no pudieron alcanzarla y mucho menos tranquilizarla. ¡Tenía tanto miedo! Estaba tan profundamente aterrorizada por la serpiente que olvidó todas las herramientas que había aprendido.

La serpiente está complacida con sus actividades y su poder ¡porque ni siquiera necesitó esforzarse! Había asustado a ese humano. ¡Que se vaya! Al instante se deslizó de regreso debajo de un arbusto, fuera de la vista, fuera del camino de los otros tres familiares que aún quedaban. Ellos estaban confundidos. No sabían qué hacer. Estaban tristes de que uno de los suyos hubiera corrido de regreso  a la villa y probablemente no reanudaría su trayectoria por ese camino de la ascensión por algún tiempo. Lo discutieron brevemente y decidieron continuar su senda. Agradecieron y se bendijeron porque al menos nadie estaba lastimado.

Los tres restantes Shaumbra continuaron por el sendero, disfrutando del día, cuando de nuevo una serpiente apareció debajo de un arbusto. Salió directa hacia el camino, dirigió su contacto hacia uno de los hombres. Levantó su cabeza y abrió su boca para exponer sus puntiagudos dientes. El trabajador de la luz dijo: 'Te mataré. ¡Me has hecho enojar! ¡Ahuyentaste a uno de los otros y voy a destruirte de una buena vez! Sacó el cuchillo fuera de su funda, levantó el brazo e iba a lanzar el golpe cuando la serpiente retrocedió, atacó y lo mordió en la pierna. Murió instantáneamente. La ira se había despertado en él. Iba a salvar y proteger a los otros. Él iba a matar a la serpiente, mas la serpiente fue mucho más astuta. La serpiente fue más rápida. La serpiente lo atrapó fuera de guardia y lo mató. La serpiente con rapidez escapó de regreso hacia su arbusto, fuera de la vista de los otros dos Shaumbra.

Los dos restantes Shaumbra enterraron a su amigo con una ceremonia. Sollozaron y entonces decidieron continuar en el camino. Dos Shaumbra, un hombre y una mujer. Continuaron caminando y disfrutando del día pero ahora les pesaba continuar pues los eventos de un Shaumbra que se había asustado a morir y regresado a la villa y el otro que había encontrado una muerte prematura. Continuaron caminando y como ustedes ya saben, la serpiente de nuevo surgió de entre los arbustos, se deslizó hacia el camino y se puso directamente en el camino de la única mujer que quedaba.

La mujer trabajadora de la luz que aún quedaba, decidió usar un tacto diferente en esta ocasión. En lugar de tratar de matar a la serpiente, le hablaría a través de sus temores e iras. Se arrodilló, justo fuera del alcance de la serpiente y le dijo: Oh, querida serpiente, debiste haber tenido una niñez difícil (risas de la audiencia). Querida serpiente, ahora levanto mis manos, no para atacarte sino para enviarte energía, y te enviaré amor y te sanaré todas las heridas de tu perturbadora niñez. Oh, querida serpiente, imagino que tu padre te golpeaba y es por eso que estás tan enojada (risa de la audiencia). Querida serpiente, te cantaré un arrullo para hacerte sentir mejor, para alimentar tu serpiente interna (más risas de la audiencia).

La serpiente se enroscó y puso una interesante expresión en su cara, una mirada que era bastante inquietante. Aquí estaba esa mujer que no desplegaba ira. Aquí estaba una mujer que estaba tratando de cambiarla. Aquí estaba una humana que trataba de procesarlo (risas de la audiencia). La serpiente la miró y una gran sonrisa cruzó por su rostro y la mujer Shaumbra pensó: Me estoy conectando con ella, corazón a corazón. Mira. Está sonriendo. De pronto la serpiente saltó hacia ella y la mordió. Murió al instante (algunas risas de la audiencia). Y la serpiente se retiró bajo los arbustos, riendo, riendo, riendo para sí. 'Aquí estaba una humana tratando de cambiar el mundo y de cambiarme. ¡Ella fue la mas fácil de mis blancos!'.

El restante Shaumbra es uno al que llamaremos Samuel. Samuel enterró a la trabajadora de la luz, esa sanadora, estaba bastante preocupado. Se preguntaba sobre ese camino a la ascensión del Parque Iluminado. No era tan bueno porque uno de ellos había huido atemorizada y dos habían muerto. Se sentó y pensó por un rato sobre si continuar por el camino. Finalmente dijo: Está tan profundo en mi ser y dentro de mi alma, que debo continuar.

Continúo  caminando, con más cuidado que antes pero siguió caminando. Y como ya saben, después de un rato, la serpiente se arrastró de debajo del arbusto de nuevo, ahora sintiéndose más vigorosa y más poderosa por haber ahuyentado a tres, de una u otra forma. La serpiente llegó directamente al camino de Samuel. La serpiente dijo: “No permitiré que sigas por el camino. Como los otros con los que caminabas, te mataré ahora’.

Samuel era parecido a los que están aquí ahora. Samuel había sido muy diligente al integrar su divinidad interior, en su búsqueda por su Verdadero Ser y permanecer en su dulce recinto. Samuel recordó unas cuantas cosas que había aprendido, aún en este aterrorizante momento. Miró directamente a los ojos a la serpiente que estaba enroscada y lista para morder. La serpiente estaba fortalecida con la sangre de un humano que escurría de su boca. Se sentía muy complacida consigo.

En ese momento Samuel se dijo a sí mismo: “Debo estar en control de mi divinidad. Ya no se trata de mí nada más. Ya se me dijo antes, debo sentirme dueño y estar en un lugar de equilibrio. Debo aspirar con cierta rapidez y debo respirar mi divinidad. Debo respirar en mi divinidad, porque esto es lo que he aprendido que es verdad”.

Desapercibida tanto para Samuel como para la serpiente, un águila había estado haciendo círculos sobre ellos, observando la serie de eventos. En el momento en que Samuel inspiró el aliento, el águila bajó rauda, agarró a la serpiente con sus fuertes y robustas garras, voló cientos de metros en el aire, hizo círculos, vueltas con la serpiente seseando y tratando de deslizarse de las garras. Entonces el águila dejó caer a la serpiente al suelo.

Samuel respiró de nuevo pero esta vez fue de alivio. Continuó por el camino y pensó sobre los eventos de ese extraño día. Contempló todo lo que había sucedido. Pensó sobre el águila que en verdad había estado ahí todo el tiempo, esperando el momento apropiado para bajar, esperando el momento apropiado para que
Samuel estuviera en su equilibrio y su divinidad. Samuel continuó caminando por el sendero de la
iluminación, cuando de pronto otra serpiente apareció. Era pariente de la serpiente que había muerto. Esta nueva serpiente estaba muy, muy enojada. Esta nueva serpiente se lanzó desde los arbustos y se detuvo directamente enfrente de Samuel. Era casi el doble de largo de la primera serpiente. Se enroscó frente a él y dijo: “Ahora con seguridad te mataré porque has matado a mi pariente. Me vengaré. Debo hacerlo porque es lo que pide nuestro dios serpiente. Nos vengamos de todo el que nos haga daño”.

Samuel había  estado pensando bastante a lo largo de su caminata desde que la primera serpiente había muerto. Sabía que fue un momento bendito y sagrado cuando el águila bajó. También sabía que era un acto divino y sabía que había más que aprender de todo eso. Así que mientras caminaba pensando, se hacía preguntas a sí mismo: ¿Qué es lo que debería saber por los eventos de la serpiente? ¿Qué es lo que debería hacer si esto volviera a sucederme? Escuchó dentro de sí por las respuestas a sus preguntas. Sabía que las respuestas siempre venían de adentro.

Samuel sabía que no podía simplemente cerrar sus ojos y desear que el águila volviera a lanzarse. Sabía que era tiempo de verdaderamente tomar control de su divinidad. Miró a la serpiente a los ojos y dijo: “Querida serpiente, qué es lo que buscas? ¿Por qué estás en mi camino? ¡La serpiente estaba impactada! Ningún humano le había hecho nunca esas preguntas. Los humanos actuaban por temor o ira, o a veces por estupidez, pero nunca nadie había demostrado ese tipo de sabiduría. Nunca habían preguntado: “¿Por qué estas en mi camino? ¿Qué es lo que tienes para mí?”

A sus preguntas, la serpiente respondió: “Querido Samuel, yo soy tú, yo no soy diferente de ti. No soy un reptil externo. Yo soy tu oscuridad y vine hoy a pararme en tu sendero por ti, Samuel, que no te gustan los cambios. Tú, Samuel, tienes asuntos que necesitan atención. Estoy aquí como un mensajero para ayudarte a sacar esos asuntos a la superficie”. Samuel pensó por un momento y entonces preguntó a la serpiente: “Pero si es tan sencillo, si es tan simple, entonces por qué la primera serpiente mató y asustó a otros humanos? ¿Por qué no simplemente llegó hasta nosotros y nos explicó por qué estaba ahí?

La serpiente movió la pequeñez que tenía por cabeza y dijo: “Esa no es la forma en que trabaja la energía. Es solamente cuando se nos pregunta, solamente cuando tienen suficiente curiosidad, solamente cuando abren la puerta para hacer preguntas, que entonces podemos responder. Nosotros no deseamos ser cambiados. No deseamos ser atacados. Pero cuando un humano llega a nosotros -a la serpiente interna- y pregunta, entonces debemos decirle. Debemos compartir”.

Así que Samuel ahora comprendió su propio poder, su propio equilibrio y comprendió por qué en primer lugar la serpiente había sido enviada ahí. Charlaron durante muchas, muchas horas. Samuel aprendió mucho de esa experiencia sobre sí mismo. Vio la oscuridad y los temores que estaban dentro de él, expresados a través de la serpiente. Cuando terminaron, Samuel dijo a la serpiente: “Todavía no me gustas cuando te apareces en mi camino. Todavía no me gusta lo que representas, pero ahora sé que vienes trayendo un regalo. Ahora sé que hay una razón para tu existencia y ahora sé cómo dirigirme a ti y qué hacer”.

Samuel continuó en su camino. Hubo una que otras serpientes ocasionales que intentaron detenerlo. Él comprendía que era solamente una prueba de su propio ser para ver si todavía estaba en equilibrio. Pero ahora cada vez que una serpiente aparecía ante Samuel, él sonreía y decía: “¿Por qué estas aquí? ¿Qué es lo que debo saber? ¿Por qué estás aquí? ¿Que es lo que deseas?”

Queridos amigos, esta historia tiene muchos elementos energéticos en ella. Hay muchas metáforas y símbolos contenidos en estas palabras. Sería bueno que revisaran esto de tiempo en tiempo. La Lección Tres de la Serie de la Ascensión: la oscuridad dentro de ustedes busca liberarse. Habrá desequilibrios que surgirán de ustedes. Reconózcanlos. Comprendan que a su nivel profundo, desean ser liberados. Cuando lo son, hay una energía de la oscuridad que surge a la luz. ¿Saben que esta es otra ley básica de la física espiritual? Cuando la energía de la oscuridad es liberada, entonces hace girar a la luz. Esto les permite cernirse hacia nuevas alturas. Les permite descubrir cosas nuevas en su camino a la ascensión. Es como un combustible. Esta ahí para servirles. Pero si no la liberan correctamente, tiene la tendencia a explotar en su rostro.

 

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